domingo, 9 de abril de 2017

LAS ELECCIONES DE FEBRERO DE 1936

Ha sido publicado un nuevo libro sobre la historia de España en la época de la II República, en este caso sobre las cruciales elecciones generales de febrero de 1936, elecciones que ganó la coalición de izquierdas del Frente Popular (FP) por un estrecho margen de votos. La campaña electoral fue extremadamente tensa y violenta, con un total de 41 muertos y 80 heridos. Los autores, Roberto Villa y Manuel Álvarez, profesores universitarios, han estudiado durante varios años la documentación original de las actas electorales provincia a provincia y afirman que como mínimo en siete de ellas los resultados fueron manipulados, pues se han observado actas con borrones, números raspados y reescritos, mesas electorales con más votos que votantes censados, actas que llegaban a las Juntas Provinciales con el lacrado roto y los sobres abiertos, recuentos a puerta cerrada con la única presencia de apoderados de los partidos de izquierda y muchas otras irregularidades. Las elecciones se celebraron el 16 de febrero y el día 19 aún no se había acabado el recuento. En dicha fecha, los resultados arrojaban 216-217 escaños para el FP sobre 473 del total del Congreso y también el mismo día dimitió el presidente del gobierno, dando paso a Azaña. Según el estudio que se publica en este libro, en los días siguientes los resultados dieron un vuelco y el Frente Popular pasó súbitamente a obtener 240 escaños consiguiendo así la mayoría absoluta, a pesar de que la derecha, liderada por la CEDA, obtuvo 700.000 votos más.  Los escaños otorgados de forma dudosa ascendieron a 40 como mínimo. Esta es la tesis del libro 1936. Fraude y violencia en las elecciones del Frente Popular, editado por Espasa Libros, 2017, con 622 páginas. La polémica está servida. 

sábado, 15 de octubre de 2016

¿EL SANTO GRIAL EN ESPAÑA?


El santo grial es, según la tradición medieval, la copa o cuenco en que Jesucristo y sus apóstoles bebieron vino en la última cena celebrada en Jerusalén. Según otra versión, más minoritaria, sería una piedra luminosa, mágica. A partir de las obras Perceval o el cuento del Grial de Chrétien de Troyes (c.1135-1190) y Parzival de Wolfran von Eschenbach (c.1170-1220), la historia del grial se popularizó enormemente y se le atribuyeron cualidades milagrosas. Estos autores afirmaron en sus obras novelescas que el grial se encontraba custodiado en un misterioso castillo llamado Montsalvat o Munsalvache situado en España, en la frontera con los musulmanes. Algunas teorías afirman que dicho castillo podría identificarse con los monasterios de Montserrat (Cataluña) o San Juan de la Peña (pirineo aragonés de Jaca) o también con el castillo de Montségur, en la frontera entre Occitania y el condado de Rosellón (actual Francia). En los últimos cien años han sido numerosos los historiadores, arqueólogos y personajes varios los que han buscado la posible ubicación no sólo del legendario castillo, sino de la identificación del posible grial. Heinrich Himmler, uno  de los máximos dirigentes del nazismo visitó Montserrat en 1940 y se interesó por la leyenda que vinculaba este monasterio al Grial, vinculación fundamentada principalmente en la similitud fonética entre Montsalvat y Montserrat.

Curiosamente se conservan en España dos supuestos cálices a los que se otorga vinculación con el grial de la Última Cena: el de Valencia y el León. El Santo Cáliz de Valencia se conserva en la catedral de esta ciudad desde 1424, cuando fue donado por el rey de Aragón, Alfonso el Magnánimo, en agradecimiento por la ayuda que había recibido en sus campañas del Mediterráneo. Este cáliz apareció en 1071 en el monasterio de San Juan de la Peña, donado por el obispo de Jaca. Previamente había estado en diversos lugares, como la cueva de Yesa, San Pedro de Siresa o la catedral de Jaca. La tradición dice que este grial fue confiado por el papa Sixto II al diácono Lorenzo, originario de Huesca, que de Roma lo llevó a su Aragón natal. Se trata de una copa de piedra de calcedonia, de color liláceo, que los expertos datan en época romana, alrededor del siglo I. En época medieval se le añadió un pie y unas asas. El Santo Cáliz de León se conserva en la colegiata de Sant Isidoro de León y perteneció a la infanta doña Urraca (1033-1101). Se compone de dos cuencos de procedencia greco-romana, de piedra de ágata ónice. Los orfebres medievales lo convirtieron en un cáliz con un nudo y pie de oro, con perlas, esmeraldas y zafiros. Llegó a León en el siglo XI, donado por el emir de Denia (Valencia), que a su vez lo había recibido de los musulmanes de Jerusalén. Recientemente se han descubierto en la Biblioteca Nacional de Egipto dos pergaminos medievales que explican con detalle como este grial o copa fue transportado de Jerusalén a Denia y de allí al reino de León.

En 2014 los historiadores Margarita Torres y José Miguel Ortega publicaron el libro Los Reyes del Grial donde explicaban con gran detalle todos los avatares del cáliz de León, y daban a conocer el texto de los mencionados documentos árabes encontrados en Egipto. Esta obra ha tenido un gran éxito y se han tenido que imprimir varias ediciones. Recientemente se ha emitido en el canal Discovery Max, en septiembre de 2016, un documental sobre este supuesto grial de León. Algún experto como el francés Patrick Henriet ha puesto en duda la autenticidad de dichos pergaminos árabes, pero sin aportar tampoco pruebas determinantes para apoyar su teoría. La polémica, pues, estriba en determinar si estos documentos árabes son auténticos o son falsificaciones medievales. Lo que está claro es que tanto el cáliz de León como el de Valencia son cuencos, escudillas o griales muy antiguos, de época romana, de unos 2000 años de antigüedad. Ahora bien, lo que nunca se podrá saber ni certificar es que si esas copas fueron utilizadas realmente por Jesús en la Última Cena. 

miércoles, 20 de abril de 2016

El muro de Adriano

Si alguna vez tenéis la oportunidad de viajar al norte de Inglaterra, además de pasar por bonitos e interesantes condados norteños como los de Northumberland, Cumbria y North Yorkshire, no dejéis de visitar el muro de Adriano. Esta muralla de 177 km recorría de costa a costa la frontera norte del imperio romano desde el golfo de Solway en el oeste, hasta el estuario del río Tyne en el este. Fue construida por orden el emperador Adriano entre 122 y 132 d.C. y estuvo ocupada hasta el año 383, en que fue abandonada. Tenía una altura de 3,6 a 4,8 m, y un grosor de 2,4 a 3 m, además de 14 fuertes principales y 80 fortines, con sus respectivas guarniciones romanas. En la parte norte había un foso de 10 m y en el sur, un camino de ronda militar. Fue reparada y ampliada en 209 d.C. Marcaba la frontera con las tribus bárbaras del norte, entre ellos los pictos. Durante unos pocos años hubo otra muralla más la norte, de turba y roca, la llamada muralla de Antonino Pío, levantada en 142 d. C. pero abandonada poco después, regresando el limes a la muralla adriana. Como anécdota podemos decir que según diversos historiadores en la construcción y vigilancia de esta fortificación participaron varias legiones procedentes de Hispania (España). El muro de Adriano es un colosal monumento histórico y una muestra de la genialidad militar y constructiva de los romanos, en este caso en la lejana Britannia. No os lo perdáis si váis al Reino Unido. Vale la pena, tanto el muro, como los impresionantes paisajes que se divisan a ambos lados. 

jueves, 23 de abril de 2015

Luchar y morir en África

Entre 1909 y 1927 España libró en el norte de Marruecos una guerra colonial que dejó una profunda huella en la memoria colectiva. Muchos de nosotros conocimos aún a algunos ancianos que explicaban que fueron a "servir a África"  o sea que hicieron el servicio militar en aquella zona. Recordaban el sufrimiento, la miseria y el miedo que pasaron. El protectorado español de Marruecos se creó por los tratados internacionales de 1906 y 1912 por los cuales se asignaba a Francia y a España el control del reino marroquí. El país galo recibió algo más del 90 % del territorio en cuestión, y España una pequeña franja costera, al norte del país, las regiones del Rif y Yebala, que rodeaban sus antiguas posesiones de Ceuta y Melilla. El conflicto empezó en 1909 con la emboscada del Barranco del Lobo y tuvo su punto álgido en 1921 con el llamado Desastre de Annual y Monte Arruit, donde murieron casi 11.000 militares españoles masacrados por los rifeños. Entre 1921 y 1926 España volvió a recuperar toda el territorio perdido enviando miles de soldados y gastando millones de pesetas. Estos hechos generaron ríos de tinta en su época y también en los últimos años han ido apareciendo diversos libros. El primero que queremos citar es Annual 1921 (Alfaguara, 1996) del periodista Manu Leguineche que tiene la virtud de haber contado con el testimonio de los últimos testigos vivos. Después podemos citar Historia secreta de Annual de Juan Pando (Temas de Hoy, 1999) y del mismo año Las imágenes del desastre. Annual 1921 (Almena Ediciones). La misma editorial Almena ha publicado Igueriben, 7 de junio - 21 de julio de 1921 (2007) y Blocaos. Vida y muerte en Marruecos (2009), todos ellos con magníficas fotos de la época. La última novedad és Morir en África de Luis Miguel Francisco (Crítica, 2014). Por lo tanto, el que quiera informarse tiene un buen material a su disposición. 

jueves, 15 de enero de 2015

Los templarios y la Sábana Santa

Cuando en 1307 se inició el proceso, instigado por el rey de Francia, que llevó a la disolución de la orden del Temple, una de las acusaciones principales fue la de herejía e idolatría. Los oficiales reales y los inquisidores adujeron que los templarios adoraban un misterioso ídolo o imagen de un hombre barbudo, una imagen que algunos consideraban horrorosa y pavorosa. Algunos la llamaron Bafumet, otros Mahomet, otros decían que la llamaban "nuestro Salvador". En los interrogatorios algunos frailes templarios del sur de Francia afirmaban que en el rito de iniciación, se les daba a besar la imagen de un hombre barbudo, que se veía en una tela. ¿Quién era ese hombre? Después de minuciosas investigaciones y el estudio de documentos y bibliografía, la historiadora italiana Barbara Frale ha llegado a la conclusión de que con mucha probabilidad, el misterioso ídolo o objeto de los templarios era nada más ni menos que la Sábana Santa, hoy conservada en Turín, donde aparece la imagen en cuerpo entero de un hombre muerto, se supone que el mismo Jesús. De ella se debieron hacer varias réplicas, algunas en tela, otras de la cabeza, en madera. 
La Sábana Santa se conservó muchos siglos plegada, de tal forma que habitualmente sólo se podía ver la cara del difunto, una cara algo alargada, con barba, y que vista en la penumbra de una capilla medieval debería provocar mucha impresión. Frale, así como muchos especialistas, consideran que la Sábana Santa pasó de Edesa a Constantinopla en el 943, y que allí fue robada durante el saqueo de los cruzados en el año 1204. Según las crónicas la tela que pasó a la capital del imperio de Bizancio era el mandyilion, un tejido en el que se veía impreso el rostro de Jesucristo. No es de extrañar este detalle, pues normalmente la tela se guardaba plegada y, como ya hemos dicho, normalmente sólo se podía ver la cara. Unos años después del saqueo de 1204 la tela debió llegar a manos del Temple, que la guardó celosamente, como una de las reliquias más preciadas de la Cristiandad. En 1353 cuando aparece de nuevo en público, está en manos de un noble francés, Geoffroy de Charny, muy relacionado familiarmente con la ya extinta orden de los caballeros templarios. 
En 1988 se hizo la prueba del Carbono 14 y resultó que, según esas pruebas, era una tela de aproximadamente el año 1300. Pero muchos investigadores e historiadores se preguntan: ¿Cómo es posible que un presunto falsificador del año 1300 consiguiera una imagen en negativo y tridimensional? ¿Cómo logró esa figura si no hay rastros ni trazos de pintura, sino que es resultado de una especie de radiación? En la tela de Turín hay sangre del grupo AB, propio de los antiguos judíos ¿Cómo pudo el presunto falsificador saber el grupo sanguíneo que había que poner si entonces estos detalles científicos se ignoraban? También se han encontrado esporas de diferentes plantas de la zona de Judea, Samaría y Siria...¿El falsificador medieval también tenía microscopio y se dedicó a buscar y esparcir en la tela esporas de plantas de aquellas latitudes? Realmente era un prodigio este hombre. Un último apunte: en los últimos años la prueba del C14 ha mejorado mucho y se ha sabido que si un objeto no ha permanecido completamente aislado y protegido de agentes exteriores, puede ver alterado su contenido en Carbono y por lo tanto, puede dar pie a dataciones erróneas. La Sábana Santa ha sufrido plagas bacterianas, un incendio, ha sido expuesta, besada y tocada por centenares de personas, especialmente en la época medieval. El misterio está servido. (Para más información: Barbara Frale. "Los templarios y la Sábana Santa", Alianza Editorial) 

viernes, 7 de noviembre de 2014

Apuntaciones sueltas sobre Inglaterra


La literatura de viajes nunca ha sido muy popular ni ha tenido libros superventas, pero no por ello deja de ser interesante y recomendable. No hay nada más ameno, y a menudo divertido, que leer las impresiones que un viajero (y buen escritor) va anotando mientras visita un país diferente al suyo. Y dicha lectura es aún más atractiva si quien nos explica lo que ve es un español al que comprendemos mucho mejor las razones de su asombro. Apuntaciones sueltas de Inglaterra es, sin lugar a dudas, una buena muestra de ello. Su autor es Leandro Fernández de Moratín, una de las figuras de la literatura española del siglo XVIII, famoso sobre todo por su obra de teatro El sí de las niñas. En plena efervescencia ilustrada, viajar al extranjero era una necesidad para todos aquellos que aspirasen a estar al día respecto a las innovaciones científicas, económicas o artísticas. Moratín lo hizo en dos ocasiones, y fue en la segunda, en 1792, cuando visitó Inglaterra y vivió en ella durante un año. Fruto de su estancia son los cuatro cuadernos que forman este libro de viaje tan poco conocido. Aunque se ha publicado en alguna ocasión (Bruguera, 1984; PPU, 1992; Cátedra, 2005) después de muchos años inédito, lo más fácil hoy en día es ir a la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes donde será fácil localizarlo y leerlo íntrego.

Leandro Fernández de Moratín nos describe con una prosa ágil y precisa, a veces teñida de graciosa ironía, las costumbres que observa en la Inglaterra de aquellos años. Nada más empezar ya nos dice que “los ingleses van de prisa, sabiendo que la línea recta es la más corta, atropellan cuanto encuentran”, que hasta los soldados de guardia en el palacio de Sant James piden dinero a los transeúntes o que el 5 de noviembre la gente pasea por las calles a un pelele que representa al Papa, que al final queman, pues culpan a los “papistas” de querer volar el Parlamento en dicha fecha. También se admira de que el príncipe de Gales se emborrache todas las noches pues la borrachera no es allí un gran defecto; de los clubs (asociaciones de personas de la misma profesión) y su eficacia, de la venta masiva de caricaturas en que se ríen hasta del rey de Inglaterra; de la libertad de expresión y de religión…; magistral es el apunte titulado “Lista de los trastos, máquinas e instrumentos que se necesitan en Inglaterra para servir el té a dos convidados en cualquiera casa decente”: ¡le salen ventiún objetos! Todas éstas apreciaciones y otras muchas más, se pueden leer en estas Apuntaciones sueltas de Inglaterra, especialmente en los cuadernos primero y segundo. Una lectura que recomendamos vivamente y que os hará pasar un buen rato.

sábado, 11 de octubre de 2014

Victus, una novela histórica con carga política


Victus, la novela de Albert Sánchez Piñol sobre los hechos de 1714 en Barcelona, ha sido un auténtico éxito de ventas en Cataluña en los dos últimos años. También ha sido objeto de polémica por la suspensión de su presentación en el Instituto Cervantes de Utrecht. Previamente se había presentado en otras sedes del mismo Insituto. Se trata de un texto ameno y bien documentado, pero que parece tener, entre otros, el objetivo de instruir al lector y crear un estado de opinión favorable al soberanismo. La novela, a pesar de ser una ficción, incluye una cronología histórica, en la que curiosamente se pasa por alto el período 1700-1704 que fue cuando Cataluña se mostró favorable y fiel a Felipe V. 

¿Y qué dice de España esta novela? Pues hay un capítulo en que al autor, por boca del protagonista, Martí Zuviría, deja de lado la ficción y se dedica  reflexionar y a explicar al lector el "conflicto España-Cataluña", dejando no muy bien a España, a los castellanos y en general a los españoles tal como podemos comprobar en las frases que reproducimos literalmente a continuación:

“La atrofia cerebral [de Carlos II] era un reflejo de Castilla y de su imperio coagulado” “…el putrefacto imperio español”(pág. 124)

“Para que se comprenda algo del lío español, con un matiz difícil de entender para los extranjeros como tú…Y ese matiz es, simplemente, que España no existe” (pág. 125)

“La hidalguía española…la hidalguía española….¡Me tiro un pedo en su hidalguía! ¿Qué teníamos nosotros que ver con esa gentuza? Para un castellano de pro trabajar era una deshonra, para un catalán, la deshonra era no trabajar…” (pág. 128).

“¿Ven lo que les decía? En realidad España no existe; no es un sitio, es un desencuentro” (pág. 129).

“¿Qué es Castilla? Cojan un páramo, póngale una tiranía y ya tienen Castilla” (pág. 276).

A pesar de esto Victus se ha presentado en algunas sedes del Cervantes, a excepción del desafortunado incidente antes mencionado de Utrecht. Ahora bien, nosotros nos preguntamos: ¿La Generalitat habría permitido presentar en sus delegaciones en el exterior una novela o libro que hablara en términos similares de Cataluña, como Victus lo hace de España? Sinceramente lo dudamos.