Si alguna vez tenéis la oportunidad de viajar al norte de Inglaterra, además de pasar por bonitos e interesantes condados norteños como los de Northumberland, Cumbria y North Yorkshire, no dejéis de visitar el muro de Adriano. Esta muralla de 177 km recorría de costa a costa la frontera norte del imperio romano desde el golfo de Solway en el oeste, hasta el estuario del río Tyne en el este. Fue construida por orden el emperador Adriano entre 122 y 132 d.C. y estuvo ocupada hasta el año 383, en que fue abandonada. Tenía una altura de 3,6 a 4,8 m, y un grosor de 2,4 a 3 m, además de 14 fuertes principales y 80 fortines, con sus respectivas guarniciones romanas. En la parte norte había un foso de 10 m y en el sur, un camino de ronda militar. Fue reparada y ampliada en 209 d.C. Marcaba la frontera con las tribus bárbaras del norte, entre ellos los pictos. Durante unos pocos años hubo otra muralla más la norte, de turba y roca, la llamada muralla de Antonino Pío, levantada en 142 d. C. pero abandonada poco después, regresando el limes a la muralla adriana. Como anécdota podemos decir que según diversos historiadores en la construcción y vigilancia de esta fortificación participaron varias legiones procedentes de Hispania (España). El muro de Adriano es un colosal monumento histórico y una muestra de la genialidad militar y constructiva de los romanos, en este caso en la lejana Britannia. No os lo perdáis si váis al Reino Unido. Vale la pena, tanto el muro, como los impresionantes paisajes que se divisan a ambos lados.